No puedes empezar el
camino hacia la autodisciplina sin conocer primero el concepto del término.
De acuerdo con la Real Academia Española, la disciplina se refiere a una
“doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral”.
Aunque, llevado a la realidad, la disciplina aplica a todos los ámbitos de la
vida. De acuerdo con otras definiciones, la disciplina es un conjunto de
normas o reglas que debe seguir una persona para lograr alcanzar un
determinado propósito o resultado.
Es válida esa concepción, sin embargo, ¿cuáles son esas reglas, esas normas?
Si, por ejemplo, nos vamos a la religión católica, algunas de sus reglas son: ir
a misa los domingos, ayunar cuando lo indica la iglesia, comulgar, confesar
todos los pecados, entre muchas otras.
Se puede decir que, una persona católica que cumpla con todos estos
parámetros al pie de la letra y de forma constante, es una persona
disciplinada.
Pero, por otro lado, hay normas que aplican a otras religiones y que no tienen
que ver con misas o iglesias. Ejemplo de esto es el budismo, en donde sus
principales preceptos son: no robar o no tomar lo que no te pertenece, no
tener una mala conducta sexual, no ingerir sustancias tóxicas para escapar de
la realidad, no quitar ninguna vida, entre otras.
El budista que cumpla a cabalidad con estos preceptos será catalogado como
un hombre disciplinado en todo el sentido de la palabra.
Pero, ¿para los ojos del católico, el budista es completamente disciplinado?
La respuesta es no.
¿Por qué?
Porque son dos mundos, dos creencias y dos prácticas diferentes. Entonces
¿la disciplina es relativa? Podría decirse que sí, pero esa relatividad está
sujeta a religiones, instituciones, empresas, códigos, entre otros principios.
Pero, así como la disciplina aplica a grandes o pequeñas instituciones,
también debe aplicar a cada individuo, sin importar su religión, sus creencias,
cultura o costumbres ¿Me explico?
Más allá de las instituciones que te rigen, estás tú como individuo, está lo que
eres en realidad y en lo que quieres llegar a convertirte. Muchas veces, un
budista ama su religión pero su objetivo en la vida no es ser el mejor budista,
su objetivo es crear una gran empresa.
Entonces, para lograr crear una empresa los preceptos budistas no deben ser
los únicos en su vida, él debe aprender a definir normas individuales en su
vida. Es en este momento cuando el hombre se vuelve el artífice de su
destino.
La disciplina es así, sabe moldearse a lo que se está buscando. Esto hace que
se convierta en un elemento clave para todo lo que haces en tu vida, porque,
si sabes aplicarla de forma correcta, entonces es casi imposible que las cosas
resulten mal.
Así que ya sabes, la disciplina es un conjunto de normas que, aplicadas de
forma correcta, buscan lograr un objetivo, ya sea religioso, político,
educativo, económico, profesional, personal, entre otros.
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